He retrasado esta
entrada bastante, porque no sabia como enfocarla y en que términos redactarla.
Mi amigo Pedro Pablo ha tenido que suspender la actividad de su empresa despues
de casi 10 años de duro trabajo. Se lo han llevado por delante las dificultades
de cobro del sector, lo ingrato de tratar con el personal pero, sobre todo, el
desánimo.
Creo que no ha
terminado mal porque ha tenido la inteligencia suficiente de parar a tiempo, no
como me pasó a mi. Su vida seguirá.
No voy a decir que
es una persona honesta (que lo es) o trabajadora y leal (que también) porque
cualquiera que lea esto y le conozca lo sabrá. No voy a contar lo difícil que
para una persona de su sensibilidad moral ha debido de suponer dejar a "su gente" en la calle. Y ni
siquiera me quiero imaginar el camino que va a tener que recorrer, las
habladurías que va tener que soportar o el riesgo de caer en el desaliento
pensando en lo que tenía, lo que podía haber sido y lo que no será.
No. La verdad es que
voy a hablar de otra cosa. De lo que voy a hablar es del brillante futuro que
te espera, Pedro. Porque gente como tú es necesaria y, sobre todo,
conveniente. La gente se va a acordar de
tu empresa no sólo cuando haya que hacer un entubado en gravas en la zona de
Alcalá de Henares.
Amigo, en mi casa se
ha dicho tu nombre y se ha brindado a tu salud y a la de los tuyos. Aún con
poco que ofrecerte, sabes donde me tienes.
Un abrazo.
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